Todo el mundo habla de la obsesión por el cliente, centrarse en el cliente, orientarse al cliente… pero ¿quién es tu cliente? ¿Le conoces o sólo te suena de algo?
- Sigue a tus clientes en las redes sociales. Sencillo, económico y muy funcional. Con herramientas como Paginas Web 1 puedes hacer la búsqueda y seguimiento y puedes agruparlos por segmentos.
- Detecta la información relevante. Puedes realizar búsquedas de información concreta, combinando en la búsqueda a tus clientes (segmentados o no) con palabras clave de tu ecositema empresarial. Por ejemplo, menciones a marca o productos y servicios competidores; hábitos vinculados al consumo de tus servicios (nacimientos, viajes, compra de vehículos, estudios, vacaciones…)…
- Suma y distribuye la información. Si no tienes un CRM (espero que no sea así, pero puede ser el caso) incorpora la información a la base de datos de tus clientes y reenvíala a las áreas/personas de tu organización que puedan hacer un buen uso de ella. Tu área comercial y de marketing, tu departamento de I+D o al área financiera.
- Menos es más. No hace falta “toda” la información, sólo aquella que es relevante para tu negocio y que puedes analizar, procesar y rentabilizar. No hay que obsesionarse con el todo. Una parte, relevante, puede ser la diferencia entre lo blanco y lo negro.
- ¿Dialogas, escuchas o ni una cosa ni otra?. Tanto en el mundo virtual como en el mundo real los encuentros personales son fundamentales no sólo para consolidar la relación de los clientes con tu marca, también como fuente de información relevante. Una llamada telefónica (“de cortesía” con tres objetivos de información es suficiente), un evento, una encuesta o una conversación en redes sociales son bunas vetas para extraer el precio “oro” de nuestros tiempos… información.